«Cualquier otro día», de Dennis Lehane, por Jesús Lens

Algunos de vosotros recordáis que, hace unas semanas, me negaba a comenzar a leer el último libro publicado en España de Dennis Lehane. AQUÍ están mis razones para esa negativa.

Pero después llegó mi marcha tricontinental. Y, tal y como comentábamos AQUÍ, con respecto a la última novela de Lorenzo Silva, es importante elegir buenos compañeros de viaje librescos para que nos acompañen en las solitarias noches de hotel, en los aeropuertos o tranquilamente sentados al sol. Y, si algo tenía claro, era que Lehane no me iba a fallar. Como así ha sido.

Recordábamos en esa anterior entrada que Lehane es el autor de dos novelas tan distintas como excepcionales, ambas adaptadas brillantemente al cine: Mystic river y Shutter island. ¿Qué se habría sacado ahora de la chistera este cronista de Boston y de la Nueva Inglaterra más sórdida, oscura y tenebrosa?

El comienzo de Cualquier otro día, para los lectores europeos a los que el deporte del baseball nos resulta tan cercano como el rito de apareamiento de los marsupiales australianos, se hace duro, con la pormenorizada descripción de unas cuantas jugadas de ese abstruso juego. Menos mal que, en realidad, el baseball no es más que una metáfora que el autor usa para contar lo que realmente le interesa transmitir al lector.

Y lo que Lehane nos cuenta en Cualquier otro día está perfectamente resumido en el último párrafo del libro –tranquilos, que no desvelamos nada-: “Una buena década. Así sería. X miró por la ventanilla, contempló Nueva York con todo su bullicio y esplendor, todas sus luces y letreros y torres de piedra caliza. Qué día. Qué ciudad. Qué tiempos para estar vivo.”

Alguna vez hemos hablado (y discutido) sobre la célebre maldición de los chinos: “Te deseo que vivas tiempos interesantes”. Pues eso es lo que cuenta la nueva, intensa, prolija, larga y excepcionalmente bien documentada novela de Lehane. Los interesantes tiempos en los que los EE.UU. empezaron a transformarse en la potencia que hoy es gracias a un capitalismo feroz que, amparándose en el triunfo de la revolución bolchevique en Rusia y a la incesante actividad terrorista de los anarquistas más violentos, satanizaba cualquier movimiento sindical y rompía salvajemente las huelgas de cualquier sector de la producción.

Y en esos años 20, los Happy Twenties previos a la Gran Depresión, una familia de policías irlandeses vivirá en su seno toda la pasión, la fuerza y el desasosiego de los tiempos interesantes. Una familia de recia tradición católica en la que el rebelde y levantisco Danny resulta ser una inagotable fuente de problemas.

Y está el racismo, claro. Un racismo que Luther sentirá en sus carnes, una y otra vez. Aunque, como Danny, tampoco se doblegará. Y está Nora. Una de esas mujeres de bandera, fuertes, duras e independientes. Y está Babe Ruth, una estrella del baseball medio lela y prácticamente analfabeta, cuya sombra está presente en toda la narración.

Y, sobre todo, está el pulso narrativo de un Lehane que te transporta y te sumerge en los convulsos años veinte norteamericanos, contradictorios, duros, esperanzados y desesperanzadores.

Cualquier otro día es una de esas novelas que es larga porque tiene que ser larga. De esos libros que, cuando empiezan a terminarse, te da rabia. Mucha rabia. Porque no quieres perder el contacto con sus personajes, a los que te gustaría seguir acompañando por las calles de ese Boston, atractivo unas veces, repulsivo otras muchas. Una novela de la que ya esperamos, por supuesto, la versión cinematográfica que Sam Raimi está preparando sobre la misma.

Volveremos, por tanto, a las violentas calles de Nueva Inglaterra, más pronto que tarde.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros

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Cualquier otro día
Dennis Lehane
RBA

3 thoughts on “«Cualquier otro día», de Dennis Lehane, por Jesús Lens

  1. Si, es una novela larga, pero de esas que cuando llevas tres capítulos se te acaba antes de lo que tú quisieras.

    Lehane ya es uno de los grandes.

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