Tarda mucho en haber un muerto en la nueva entrega de Brunetti (no aparece hasta la página ciento treinta y cinco). Hay, en primer lugar, una crítica al mundo del ocultismo. Esa crítica se desarrolla en un diálogo entre el comisario Brunetti y el ispettore Vianello; éste le cuenta el problema de su tía, que le está entregando importantes cantidades de dinero a un vidente, un tipo especializado en estafas varias. Como es habitual en las novelas de Donna Leon, a una trama secundaria (más cercana al personaje del comisario y su entorno) se le superpone la trama criminal propiamente dicha. Esta vez aparece asesinado un funcionario del Tribunal de Justicia, Araldo Fontana, hombre honesto al parecer. Pero, qué casualidad, antes le ha sido mostrada a Brunetti una documentación en la que aparecen retrasos y dilaciones incomprensibles en esa institución. Y la firma de nuestro probo hombre aparece allí, junto a la de la jueza de turno. Como siempre, en la bellísima Venecia, las cosas no son lo que parecen…Brunetti tendrá que emplearse a fondo en resolver este nuevo caso. Pues, como dice nuestro comisario, “nunca hay que creer lo que se dice de un muerto”.
Cuestión de fe Donna Leon Seix Barral