«Mantis», de Mercedes Castro, por Ricardo Bosque

Corren buenos tiempos para la gastronomía. Quizá demasiado buenos, me atrevería a decir, pues ya existe una cierta saturación en la parrilla televisiva de cocineros mediáticos -y alguna cocinera también, pero son menos- que utilizan con mayor o menor gracia sus dotes comunicativas para hacer de cada uno de nosotros un especialista en tiempos de cocción, sellado de carnes, elaboración de salsas y terminología culinaria varia.

Corren buenos tiempos para la novela negra, o criminal, o de intriga -hace poco le oí el término «novela delictiva» a Juan Ramón Biedma y me pareció sumamente adecuado para denominar a este género nuestro que tan buenos ratos nos hace pasar.

Y corren buenos tiempos para la fusión, y hablando de fogones y delantales no podemos dejar de referirnos a eso de la «cocina de mar y montaña» que tan de moda está. Por eso llega justo a tiempo esta novela, protagonizada por una cocinera mediática y con un importante trasfondo delictivo que hace que un libro que podría haber sido un tratado de cocina imposible se convierta en una apasionante historia criminal y familiar.

Es la historia de Teresa Sinde -Teté para los más allegados-, una mujer relativamente joven y que ya se ha hecho un hueco entre los platós de televisión gracias a los platos que cocina para su restaurante Barbantesa. Platos efímeros que sólo los paladares más exquisitos saben apreciar, elaboraciones que salen de su laboratorio privado en un caserón del centro de la ciudad en la que reside y que son la consecuencia inevitable de una juventud desgraciada, de una primera relación profundamente traumática y del recuerdo de una madre -para su desgracia- siempre viva.

Un pasado éste que iremos conociendo en pequeñas dosis inteligentemente suministradas por Mercedes Castro como quien va, poco a poco, rectificando el guiso final, aportando las necesarias especias que darán el sabor definitivo al manjar que estamos a punto de degustar.

Un manjar que les recomiendo para cualquier fin de semana que no sepan qué llevarse a la boca. Les garantizo que no dejarán nada en el plato, para satisfacción de la cocinera que, seguro, es lo que más desea.

Ricardo Bosque

Mantis
Mercedes Castro
Alfaguara

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